SOBRE EL DIAGNÓSTICO PSIQUIÁTRICO


Este experimento, llamado “El Experimento de Rosenhan” se planteó en el año 1973 para poner en entredicho la evaluación y el diagnóstico psiquiátrico o psicológico. Se partía de la base de que un diagnóstico en disciplinas tales como éstas, tienen un cierto carácter subjetivo, por lo que depende en gran medida de quién se encargue de hacer el diagnóstico en cuestión o de los métodos que utilice para ello. Es decir, que ante una misma persona, dos psicólogos o psiquiatras distintos pueden sacar conclusiones muy dispares, dependiendo de la percepción de cada uno o del método que utilicen para extraer sus conclusiones. 

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El experimento fue impulsado por David Rosenhan. Acudió a una conferencia de R.D. Laing, en la que se ponía en duda la eficacia del método de diagnóstico psiquiátrico y, a partir de eso, Rosenhan consideró importante hacer una prueba práctica que pudiera verificarlo. El experimento constó de dos partes.

En la primera parte, la dinámica del experimento consistió en escoger a 11 voluntarios (8 hombres y 3 mujeres) mentalmente sanos que entrarían en un hospital psiquiátrico alegando que escuchaban voces en su cabeza. Entre los participantes se encontraba el propio Ronsenhan y varios de sus compañeros de profesión.  El objetivo era, una vez dentro, comportarse con total normalidad como lo harían en sus propias casas y salir por sus propios medios de la institución en la que habían internado. Parecía un objetivo sencillo, pero les aseguraron que en caso de que todo se complicase les proporcionarían un abogado que se encargaría de solucionarlo todo para que pudieran volver a sus hogares.

Los participantes se dieron a conocer tal y como ellos eran dando información sobre aspectos personales y relaciones íntimas. Se dirigieron a hospitales variados, tanto urbanos como rurales para poder extraer conclusiones lo más variadas posible. Los voluntarios estubieron recluidos en los centros psiquiátricos por periodos de entre 7 y 52 días y todos ellos salieron siendo considerados como enfermos de esquizofrenia que no habían presentado síntomas. “Esquizofrenia en remisión” sería el diagnóstico exacto. Únicamente por haber confirmado en el momento de la entrada en el hospital que escuchaban voces, se les había atribuido la condición de esquizofrénicos, a pesar de no haber mostrado ninguna de las conductas propias de la enfermedad. 


El experimento que conmocionó al mundo de la psiquiatría y acabó ...




Ninguno de los médicos detectó que se trataba de personas mentalmente sanas. Por lo contrario, interpretaban conductas totalmente normales como anormales y les atribuían un carácter patológico totalmente infundado. Por ejemplo, uno de los participantes tenía un cuaderno en el que anotaba ideas o pensamientos referentes al experimento para poder almacenar información escrita sobre éste, por lo que los médicos le atribuyeron una obsesión por la escritura. 


Al ser considerados como enfermos de esquizofrenia, la única manera que los participantes encontraron para poder salir de los hospitales fue admitiendo o aceptando que tenían un problema mental y comprometiéndose a tomar medicación para ello (antipsicóticos).
Rosenhan, el experimento que conmocionó al mundo de la psiquiatría ...





Los voluntarios denunciaron que en los hospitales en los que se habían hospedado se habían sentido discriminados, juzgados, deshumanizados y maltratados. Se habían sentido ignorados por los trabajadores, que se dirigían a ellos únicamente cuando era obligatorio que lo hicieran. Habían sentido que no tenían privacidad cuando los médicos los espiaban para observar sus conductas incluso cuando estaban en el baño. Hacían comentarios sobre ellos sin tener en cuenta que estubiesen delante como si no escucharan nada de lo que decían sobre ellos o incluso habían llegado a lanzarles agresiones verbales.

Al darse a conocer toda la información acerca del experimento, un hospital psiquiátrico universitario afirmó que tomaría nota para que todo aquello no sucediese. Aquí empezó la segunda parte del experimento. Acordaron con Rosenhan que les mandaría a 193 pseudopacientes, de los que deberían descubrir en los tres meses siguientes cuáles eran impostores y cuáles realmente tenían un problema mental.  El hospital encontró 41 probables impostores, pero realmente Rosenhan no había enviado a nadie al hospital en cuestión. Ésto significaba que el centro hospitalario, al tener la idea de que se encontraría con pacientes impostores, los encontró. Por lo que de nuevo se confirmaba la poca validez del diagnóstico.

Las dos experiencias empíricas demostraron que el diagnóstico psiquiátrico fallaba con frecuencia y que no servía para determinar la salud mental de las personas ya que tenía un componente subjetivo demasiado elevado. Se hicieron muchas críticas sobre el experimento, sobre todo por psiquiatras que veían cómo en poco tiempo se les había desacreditado por completo.

Es evidente que se trata de un  experimento polémico ya que pone en entredicho distintas cuestiones. ¿Es lícito utilizar a personas y hacerlas pasar por situaciones tan duras? ¿Ha cambiado vuestra opinión sobre la psiquiatría después de leer este blog? 
Nos encantaría leer vuestras opiniones y poder reflexionar todos juntos sobre ello en los comentarios.


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